Sistemas, individuos, monos y escaleras

monosOs voy a contar una historia que por desgracia cuento con demasiada frecuencia.

En un experimento metieron en una sala a 5 monos. En medio de la sala pusieron una escalera, y colgando encima de la escalera unos plátanos. Tan sólo con subir por la escalera podrían coger la fruta.

Sin embargo, cada vez que cualquier mono subía por la escalera, automáticamente todos recibían una ducha de agua helada. Tras varios intentos acabando mojados y congelados, estos cinco monos dejaron de intentar subir por la escalera quedándose tranquilamente sentados, en vez de ir a por su objetivo.

Se decidió sacar un mono de esos cinco, por uno nuevo que no sabía de qué iba el percal. Lógicamente al ver la fruta se disponía a subir la escalera, pero antes todos los demás le zurraban para evitar la ducha helada. El novato sin entender nada lo intentaba varias veces con sus respectivas palizas, hasta que deducía que, o ahí pasaba algo… o no lo entendía, pero para no llevarse más palos, mejor dejar de intentarlo.

Sucesivamente fueron reemplazando monos que habían recibido duchas heladas, por nuevos pardillos. Los monos nuevos siempre intentaban subir la escalera, y los monos ya «amaestrados» por los anteriores les enseñaban a base de bien a no perseguir ese objetivo.

El resultado final era una sala llena de monos que nunca habían recibido una ducha helada, que no perseguían el objetivo a su alcance… y además no sabían por qué.

Real como la vida misma.

Too many options may kill a man

Hoy me he encontrado en LinkedIn un artículo relacionado con lo que os contaba el otro día.

En el artículo, Choice and Its Vicissitudes: A Lesson in How Science Works, Barry Schwartz, explica The Paradox Of Choice.

Cuenta cómo los consumidores se debaten entre el choice overload, y la single option aversion.

Por ejemplo, cuando se le presentan a compradores una gama de 24 productos, y a otros una gama de 6 productos, el lote grande genera más tráfico… sin embargo ¡el lote pequeño genera 10 veces más ventas!

Los economistas desconfían de esta teoría, ya que no obedece las leyes de mercado. Más opciones siempre debería ser bueno para el comprador, y para el sistema. Schwartz explica cómo, los datos, no acompañan a la lógica.

Entonces…a la vista de las observaciones, lo mejor parecería dar pocas opciones al comprador… ¡tampoco! Es más complicado. Los estudios demuestran que los compradores quieren tener opciones… pero no demasiadas.

With too few options, there is the risk that none will be satisfactory, whereas with too many, there is the risk of paralysis, confusion, and dissatisfaction. The trick is to find the middle ground—the «sweet spot»—that enables people to benefit from variety and not be paralyzed by it.

El propio Schwartz, que fue el primero hace una década en hablar de The Paradox Of Choice, admite que todavía no se ha conseguido modelizar con exactitud este tema, y esa falta de exactitud es la que esgrimen sus detractores. La reflexión de Schwartz es que la ciencia avanza despacio. Que no hayan conseguido modelizar este tema con exactitud, no quiere decir que no sea menos cierto.

Por último, un poco de cultura general. En el artículo hay una fotografía muy similar a la que fue en su momento la fotografía más cara de la historia, 99 Cent II Diptychon, subastada en 2007 por 3,3 millones de dólares nada menos. WTF!

99cents

Y para terminar un temazo que me ha venido escribiendo esto, Damien Rice diciendo «too many options may kill a man». Damien Rice – The Professor & La Fille Danse.