El abogado del diablo y el relativismo

Cada vez más, me encuentro en inmerso en discusiones estériles. Conversaciones agotadoras con gente que hace de abogado del diablo, imposible saber cómo piensan. Esquivan, se revuelven, regatean, todo con tal de no dar su opinión.
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¿Es que ya nadie tiene opinión propia? 
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Hay cosas que están bien, y cosas que están mal; ideas con las que estamos de acuerdo, y con las que no.
Vivimos en un mundo (se supone) que es más libre y tolerante que antes…y sin embargo, cada vez es más difícil saber qué piensan los demás.
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Hay dos explicaciones: tienen miedo de exponer su opinión, o simplemente no tienen opinión alguna. Cualquiera de las dos me preocupa.
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1.- Miedo a exponer su opinión.
Tanto en Francia como en España, hoy día, la gente tiene pavor a la hora de apuntarse en una lista, afiliarse a un grupo, o alinearse con una idea. Esto viene tanto de la Revolución Francesa, como de la Guerra Civil Española, donde aparecer en la lista en un partido, simpatizar con una idea o acudir a una parroquia, significaba tu sentencia de muerte. ¿Seguimos así?
Tengo la suerte de vivir en un país donde (todavía) hay libertad de expresión, pero parece que la gente tiene miedo de expresarse. También influye que somos un país de acomplejados… eso tiene mala solución…
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2.- No tienen opinión alguna.
Me temo que esto va a ser lo más extendido. En un mundo donde la gente cada vez lee menos, no hay tiempo ni se quiere reflexionar, y todo se basa en estímulos rápidos, la gente simplemente no tiene opinión.
En realidad ellos creen que sí tienen opinión. Es la opinión colectiva. Donde todo cabe, todo se entiende, todo se comprende. Es una opinión de «buenismo confuso». Hay que ser bueno y tolerante en general, pero no se tienen ideas ni argumentos en particular.
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Maldita sea, ¿es que ya nadie tiene opinión propia? 
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Todo se entiende, todo se comprende. ¡Pues claro! Yo puedo entender y comprender algo… ¡y tener una opinión totalmente opuesta! ¡Una cosa no quita la otra!
Un juez, puede entender y comprender cómo alguien comete una atrocidad, pero aún así administra justicia.
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Estoy harto de tanto «hay que comprender que…», «es que hay que entender a la gente...». ¡Al cuerno! ¡Claro que entiendo y comprendo! ¡No soy gilipollas!… pero tengo mi propia opinión.
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Es peligroso tanto entender a los demás, y no tener un criterio propio…o callárselo.
Esa «opinión» de comprender y entender todo es políticamente correcto, te hará amigo de todo el mundo, serás guay.
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Pero como dijo Edmund Burke: Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada. 
Yo añadiría …que los buenos no OPINEN nada.
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P.D. Hoy os dejo una instrumental, para no distraer con letras. ;-)
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